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Enero 2019 | RSC y Desarrollo Sostenible
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Agenda 2030, en la senda de la sostenibilidad
 
 
 
 
Durante los últimos diez años, el mundo ha experimentado profundas transformaciones, a través de la digitalización y la tecnología que se ha traducido en el nacimiento de nuevas formas de hacer negocios, así como la identificación de nuevos nichos de mercado. En la última década, hemos presenciado el nacimiento de nuevas líneas de productos y servicios más innovadores que han revolucionado la forma en que las organizaciones se relacionan con el entorno. El proceso de transformación ha generado un nuevo perfil de usuarios y consumidores más comprometidos y más conscientes que exigen a las organizaciones una nueva forma de garantizar su rentabilidad y su sostenibilidad. Para hacer frente a los retos emergentes que afrontan las sociedades, el planeta y los mercados, Naciones Unidas en una cumbre histórica con más de 193 países, el 25 de septiembre de 2015 aprobó una nueva hoja de ruta, la Agenda 2030, que contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas.
“Debemos adoptar con decisión las primeras medidas que nos encaminen hacia un futuro sostenible, con dignidad para todos. Nuestro objetivo es la transformación. Debemos transformar nuestras economías, el medio ambiente y nuestras sociedades. Debemos cambiar nuestra forma de pensar, nuestra conducta y nuestros hábitos destructivos. Debemos apoyar la integración de ciertos elementos esenciales: la dignidad, las personas, la prosperidad, el planeta, la justicia y las alianzas.”
Personalmente os pido que entréis en acción», fueron las palabras exactas de Ban Ki-moon, el entonces Secretario General de Naciones Unidas, a una representación del más alto nivel de las empresas de España durante un encuentro organizado por la Red Española del Pacto Mundial que tuvo lugar en Madrid en octubre de 2015. Y es que, en el nuevo escenario, el sector privado «tiene un papel fundamental que desempeñar en el éxito de cada una de las metas globales». La comunidad internacional está frente a una etapa excepcional, marcada por el establecimiento de una nueva hoja de ruta, y la vista puesta en el año 2030, una nueva hoja de sostenibilidad que implica que, de materializarse, supondrá solucionar algunos de los grandes problemas relacionados con las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económicos, sociales y ambientales.
Hasta ahora, el sector privado no había tenido un papel de relevancia en el trabajo de Naciones Unidas. Hoy, desde todas las instancias, incluyendo la secretaría general, las empresas son consideradas agentes clave para lograr el desarrollo, tanto a nivel internacional como local, a fin de que dejen de ser meros agentes financiadores o donantes y sean considerados partners imprescindibles. Además, las empresas tienen en el desarrollo sostenible oportunidades nuevas de negocio que deben identificar y aprovechar.
Gobiernos, ciudadanía, empresa y tercer sector están llamados por igual a desarrollar un papel significativo de cara a la consecución de estas aspiraciones que permitirán hablar de un mundo global y globalizado, con toda la grandeza de la expresión, y todas sus consecuencias. No se trata de la primera iniciativa de esta índole. Basta recordar otras iniciativas globales como Pacto Mundial de Naciones Unidas; comunitarias como el Libro Verde de la UE, el foro multistakeholder, o las diferentes comunicaciones de la Comisión Europea; y, por supuesto, nacionales como el Libro Blanco de RSE o los diferentes Informes del Foro de Expertos; y cómo no, sus antecesores, los Objetivos del Milenio…
Pero es desde septiembre de 2015 que el planeta tiene 17 nuevos objetivos y 169 metas concretas, medibles y comparables, que comprometen a los 193 países de Naciones Unidas, que, aquel día histórico, se comprometieron a seguir esta nueva senda hacia la sostenibilidad global.
Apenas hace tres años ahora de la histórica aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, uno de los retos más necesarios para la sociedad del siglo XXI, que requieren que ciudadanía, la empresa y organizaciones del tercer sector entre en acción para avanzar hacia un mundo más justo, solidario y equitativo. Impulsada por el Alto Comisionado del Gobierno, España cuenta desde 2018, con un Plan de Acción propio para la implementación de la Agenda 2030. El Plan se compone de dos partes. Una primera en que se presenta el estado de la cuestión, analizando la situación de los ODS en nuestro país y que ofrece un análisis de la distribución competencial y las políticas públicas e instrumentos ya existentes. En una segunda parte, el plan aborda las acciones a través de las cuales se irá poniendo en marcha de forma inmediata la Agenda: nuevas políticas públicas, medidas clave para acometer las grandes transformaciones, gobernanza de la Agenda, seguimiento, rendición de cuentas y evaluación. De especial importancia es el compromiso de las Comunidades Autónomas, Gobiernos Locales y de otros actores como la sociedad civil, las empresas y las universidades, sus avances y sus compromisos que, junto con las políticas y medidas impulsadas por la Gobierno, configuran este Plan de Acción para la Implementación de la Agenda 2030 en España, un esfuerzo de toda la sociedad española.